Cómo Aliviar el Dolor Durante el Parto

by Cristina

Mientras se llevan a cabo la dilatación y el parto, se pueden administrar diversos analgésicos que son los que alivian el dolor, anestésicos que son los que producen una pérdida de la sensación o ataráxicos que son los tranquilizantes. Administrar alguno de estos medicamentos, dependerá de lo que tu ginecólogo, el anestesiólogo y tú hayan decidido en caso de que no se trate de una emergencia; la fase en que esté la dilatación; tu historia clínica y tus condiciones así como las de tu bebé en el momento del parto. La eficacia del medicamento dependerá de ti, de la dosis y de otros factores.

Analgésicos

Algunos de los analgésicos que se utilizan son el clorhidrato de meperidina que es un producto que alivia el dolor; éste actúa de forma más eficaz si se administra inyectado ya sea por vía intravenosa o intramuscular. Este analgésico generalmente no interfiere en las contracciones, aunque en dosis elevada puede parecer que las contracciones son menos frecuentes o más débiles. Inclusive, en caso de mal funcionamiento del útero, puede ayudar a normalizar las contracciones.

Regularmente se administra, al igual que otros analgésicos, hasta que el parto está ya bien establecido y se ha descartado la posibilidad de un parto falso, pero por lo menos dos o tres horas antes de lo que se tiene previsto el nacimiento. Las reacciones a este medicamento, varían de acuerdo a la persona. Es decir, es posible que te sientas relajada y controles mejor las contracciones, aunque puede ser que te parezca desagradable la sensación de adormecimiento.

En cuanto a sus efectos secundarios están las náuseas, vómitos, la depresión y un descenso en la presión sanguínea. En el recién nacido el efecto será dependiendo de la dosis total y del momento en que haya sido administrado con respecto a la hora del nacimiento. Es decir, si es demasiado cerca del nacimiento, el bebé puede estar soñoliento e incapaz de succionar, es posible también un poco de dificultad en la respiración por lo que puede ser necesaria la administración de oxígeno. Este tipo de efectos tiene generalmente una corta duración y en caso necesario pueden ser combatidos. Este medicamento puede también administrarse después del parto para aliviar el dolor de una cesárea.

Los Tranquilizantes

Se utilizan para relajar y calmar a la futura mamá que se siente ansiosa para que pueda participar de manera más efectiva en el parto. Pueden aumentar la acción de los analgésicos. Este tipo de medicamento se administra cuando el parto ya está bien establecido y con bastante anterioridad al nacimiento. En algunos casos se administra en las primera etapas del parto sobre todo si la mamá es primeriza y está demasiado nerviosa. Una pequeña dosis puede servir para reducir la ansiedad. Una dosis mayor puede producir dificultad al hablar y un cierto entorpecimiento entre las contracciones. Esto hace difícil utilizar las técnicas que se aprendieron en los cursos de preparación para el parto. Hay quien se siente bien con la somnolencia que producen pero hay a quienes este efecto les impide conservar el control. Los riesgos para el bebé son mínimos. Sin embargo, lo mejor será que recurras a técnicas de respiración y relajación antes de solicitar medicamento tranquilizante.

Bloqueos

Actualmente los inhalantes se utilizan muy poco para anestesiar. Lo que más se utiliza es el bloqueo nervioso por región que es un anestésico que se inyecta a lo largo del curso de un nervio o de varios nervios y elimina la sensibilidad de la región. En cesárea, estos anestésicos pueden insensibilizar por completo el cuerpo de la cintura hacia abajo. Y en un parto natural, insensibilizan parcial o totalmente una zona más reducida.

La ventaja del bloqueo en relación con la anestesia general para la cesárea es que puedes estar despierta durante el nacimiento y estar consciente después del mismo. En un parto natural, la desventaja es inhibe la necesidad de empujar. En ocasiones se puede administrar oxitocina para reavivar las contracciones que se hayan debilitado a causa del anestésico. Frecuentemente se inserta una sonda en la vejiga para drenar la orina puesto que el bloqueo suprime también la necesidad de orinar.

Entre los bloqueos que más se utilizan están el epidural o peridural lumbar el cual es cada vez más común para parto natural y cesárea, Es relativamente seguro ya que se necesita menor cantidad de medicamento para lograr el efecto deseado y su aplicación es fácil. Se administra de acuerdo a las necesidades durante la dilatación y el parto a través de un tubo fino el cual se inserta por medio de una aguja en la espalda después de aplicar anestesia local en la zona. Este tubo va hasta el espacio epidural que está entre la médula espinal y la membrana exterior. Este bloqueo se aplica estando tú recostada sobre tu costado izquierdo o sentada y apoyada en la mesa para conservar tu equilibrio. Es posible aplicar una cantidad de medicamento que te permita tener completo control sobre tus esfuerzos para empujar y puede volverse a administrar después del parto, durante la reparación de la episiotomía si ésta se llegó a practicar.

Al aplicar este tipo de bloqueo, es necesario estar verificando frecuentemente la presión sanguínea ya que puede bajar intempestivamente. Para contrarrestar esta reacción, se puede dar líquido y quizá algún medicamento por vía intravenosa. También puede beneficiar la inclinación del útero hacia el lado izquierdo. Por el riesgo de descenso de presión sanguínea, este bloqueo epidural no se acostumbra cuando existe una complicación hemorrágica como por ejemplo la placenta previa, preeclampsia grave, eclampsia o sufrimiento fetal ya que esta anestesia algunas ocasiones se encuentra asociada a que el latido del corazón del bebé vaya más lento.

La anestesia o bloqueo epidural tiene también algunas desventajas ya que puede inhibir tus deseos de empujar; así mismo, existen ciertas pruebas que sugieren que en los partos de mamás primerizas, este bloqueo puede aumentar las probabilidades de que se requiera una cesárea. Por esto a pesar de ser un medio analgésico valioso durante la dilatación no deberá usarse de manera rutinaria.

Raquianestesia

Otro bloqueo que está dentro del grupo de los más utilizados es la raquianestesia la cual se inyecta un anestésico en el líquido que rodea la médula espinal en una dosis única inmediatamente antes del parto. Para aplicarla, debes estar recostada sobre tu costado con la espalda doblada y con las rodillas y el cuello flexionados.

Es posible que sientas náuseas y vómitos mientras duran los efectos entre una hora y hora y media. Al igual que con el bloqueo epidural, existe el riesgo de una caída de la presión sanguínea. Para contrarrestar este efecto, puede ayudar el elevar las piernas, desplazar el útero hacia la izquierda y posiblemente administrar medicamento. Después del parto, permanecerás recostada sobre tu espalda durante unas ocho horas y es posible que llegues a sentir dolor de cabeza. Este tipo de bloqueo no se utiliza cuando existe placenta previa, preeclampsia, eclampsia o sufrimiento fetal.

El Bloqueo Pudendo

Se utiliza ocasionalmente para aliviar el dolor del principio de la segunda fase del parto, sobre todo se usa en los partos naturales. Se administra a través de una aguja insertada en el área perineal o vagina mientras tú estás recostada de espaldas con los pies en los estribos. Este tipo de bloqueo reduce el dolor de la zona pero no disminuye la molestia del útero. Su efecto puede prolongarse durante la episiotomía y la sutura. Generalmente, los médicos lo utilizan junto con el analgésico o tranquilizante para dar un excelente alivio del dolor con relativa seguridad.

El Bloqueo Caudal

Es parecido al epidural. La diferencia entre ellos radica en que el caudal bloquea la sensibilidad en un área más limitada, requiere de una dosis mayor para ser eficaz y exige un anestesiólogo con más habilidad. Este bloqueo se utiliza menos que los otros ya que inhibe el trabajo de parto.

La Anestesia General

Es aquella que hace dormir al paciente, se utiliza casi exclusivamente para cesáreas de emergencia cuando no hay tiempo para administrar un anestésico regional; y en ocasiones para la salida de la cabeza en un parto natural cuando el bebé viene de pompis. Los inhalantes que ofrecen efecto analgésico se utilizan para inducir la anestesia general, frecuentemente en combinación con otros agentes. Son administrados por un anestesiólogo en la sala de partos. Tú estás despierta durante la mayor parte del tiempo y solo quedas dormida unos pocos minutos mientras nace el bebé. Al despertar, puedes sentirte un poco intranquila o desorientada. Incluso, puedes tener accesos de tos o dolor de garganta por el tubo endotraqueal. Así mismo, es posible que experimentes náuseas y vómitos y que tanto tu vejiga como tu intestino estén un poco perezosos. También puede bajar tu presión sanguínea.

El problema que la anestesia general representa es que el bebé queda tan sedado como la mamá. Sin embargo, este efecto en él puede ser minimizado administrando la anestesia lo más cercano al momento del nacimiento. Así, el bebé puede nacer antes de que el anestésico haya llegado hasta él en cantidades importantes. También puede ayudar al bebé el hecho de administrar oxígeno a la mamá estando acostada sobre su costado izquierdo.

Otro de los riesgos que la anestesia general ofrece es que la mamá puede vomitar e inhalar el vómito lo cual puede causar complicaciones como por ejemplo una neumonía por aspiración. Por esto es conveniente que no comas antes del parto. Y en caso de requerir anestesia general, lo mejor será que se te administre insertando un tubo a través de la boca hasta la garganta para impedir la aspiración. También es posible administrar antiácidos para neutralizar los ácidos del estómago en caso haber inhalado vómito.

La Hipnosis

Manejada por personas expertas, puede proporcionar una vía legítima médicamente aceptable para aliviar el dolor. La sugestión y el poder de la mente son enseñados en toda buena clase de preparación para el parto. Con la hipnosis se logra un muy alto nivel de sugestión gracias al cual se puede conseguir desde una excelente relajación hasta suprimir la conciencia del dolor. Si consideras seguir este tipo de método, deberás iniciar varios meses antes con un médico totalmente reconocido y recomendado por tu ginecólogo ya que la hipnosis se debe aplicar con precaución. Es importante también que tomes en cuenta que sólo uno de cada cuatro adultos es hipnotizable hasta cierto grado.

Diversas Técnicas

Existen otras técnicas, que algunas veces son efectivas, para aliviar o reducir el dolor las cuales no requieren el uso de medicamentos. Estas son buenas para las futuras mamás que no desean utilizar analgésicos, etc. y para quienes se están recuperando del uso habitual de alcohol o drogas.

Entre estos métodos está la acupuntura la cual inició en China y es utilizada en otras partes del mundo. Esta consiste en estimulación por medio de agujas que se insertan a través de la piel. Factores emocionales y físicos pueden modificar tu percepción del dolor por lo que otro método que puede ayudarte es la terapia física por medio de masajes, calor, presión, etc. administrada por un profesional de la salud o por tu esposo. La distracción como escuchar música, leer, meditar, ver televisión, practicar ejercicios de respiración o cualquier otra cosa de este tipo puede mantener tu mente alejada del dolor y así disminuir su percepción.

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